martes, 7 de julio de 2009

SER BUEN PERIODISTA ES SER BUENA PERSONA

Es importante considerar que la ética, antes que la redacción, la ortografía y la información, es realmente importante para el desarrollo y posterior entendimiento de la noticia. Saber que son muchas las personas que van a modificar o, en el mayor de los sentidos, transformar completamente su percepción de la realidad, se reconoce como una de las virtudes del buen periodista.

Soy uno de los miles de conscientes de que el buen periodista es quien no pasa por encima de los derechos de quienes merecen expresar lo que son, lo que quieren, lo que piensan de este país, y a su vez, valida estos conceptos y los sabe construir con la paciencia y la jerarquía posible, todo esto con el fin de anular todo tipo de prejuicios y estereotipos.

Hace algún tiempo, en un noticiero de emisión nacional, se presentó una nota periodística en relación con la protesta que realizaron algunos estudiantes de la Universidad Nacional, muy seguramente por la baja calidad que se ostenta allí, en su calidad de institución pública. Fue una protesta en la que los estudiantes, al no tener contestación a sus pacíficos unísonos, tuvieron que proceder contra alguna de las rejas de la universidad.

Eso fue todo lo que ocurrió, hasta ese momento. Al momento de registrarse el cubrimiento por parte de dicho noticiero, el reportero se limitó a tener la opinión del rector de tal institución, quien describió a los promotores de la huelga como unos terroristas, como gente que le gustaba hacer daño. Quizá ese planteamiento se hubiese acercado a la exactitud.

Lo malo de la situación es que NO se tuvo en cuenta la opinión de los estudiantes.

No se consideró que los jóvenes tenían un planteamiento pendiente por exponer. Por tanto, se transgredió la ética profesional, al ser únicamente válidas las voces oficiales, las voces institucionales. Cada voz tendrá, desde su punto de vista, un criterio bastante establecido. Puede que la versión de los estudiantes haya contribuido a solucionar dicha ruptura comunicacional entre las directrices y el alumnado.

Es así como, de una forma sencilla, pero integrada sabiamente, se respeta la opinión pública: teniendo en cuenta los bullicios, la intranquilidad, el orden, la formalidad, etc. Como diría una famosa recopilación de cantantes de música protesta: ‘Todas las voces, todas’.

P.D.: Este fue un suceso del que luego se originó un debate en el espacio de la Defensoría del Televidente de ese canal. En efecto, se reconoció que la falta a la ética había sido bastante notoria.

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